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Location: Chile

Sunday, March 12, 2006

DentrofuerA


Era la manera propicia de comenzar ese mes. Así que se instaló bajo el mismo árbol en que alguna vez había propinado una de sus tantas patadas con el consiguiente dolor del dedo gordo que lo llevaba a putear aún más; parado en la mitad de la plaza, siendo observado por dos maricones, una vieja y otros 6 dudables heterosexuales entre jauría y media de perros y cachorretes.

Llevaba la silla bajo el brazo. Acarició un poco la rugosidad del tronco y desenfundó su artilugio. Las cuatro patas bajaron raudas hasta detenerse gracias al fierrito especialmente diseñado para estos propósitos allá por el año 60 o 65. Especulaba infielmente.

La silla, aunque rajada, era lo bastante cómoda como para no notar la incomodidad producida por la misma. Edgard abrió su bolso y de él extrajo un disco. Lo observó un rato sin moverlo, como tratando de descubrir algo escondido en el arte… también sacó su discman y sus envidiables audífonos Sennheiser. Se recostó sobre el respaldo al tiempo que sentía como una rama baja le degollaba desde atrás el cuello. “Demasiado cerca” habría pensado. Volvió a guardar el disco en el bolso, tomó la silla en sus manos y la movió unos 30 centímetros más adelante. Volvió a sentarse y a repetir la maniobra del disco, el discman y los audífonos, sólo que esta vez pareció estudiar el arte un poco más profundamente que hace unos minutos atrás… “Nada nuevo” hubiese pensado.

Los cachorrotes iban y venían como vagones descarrilados y a Edgard no le costó mucho tomar una decisión: abrió el disco como si fuese la primera vez que lo hacía, le encantaba sentir esa sensación de tesoro, de saber que entre sus manos tenía una pieza única e irrepetible, una materia indescriptible con un lenguaje que sólo el alma lograba canalizar del todo. Sin señales de apuro posicionó el disco en su máquina, cerró la tapa, se calzó los audífonos y antes que todo, echó su cabeza hacia atrás para encandilarse con los escasos rayos de sol que se colaban del gran macizo. Play.

Scary's on the wall
Scary's on his way

El riff le destapó los oídos. Le fue bastante difícil mantener la cabeza hacia atrás, pero venía practicando el instante hace tiempo… hace demasiado quizá.
La música le llenaba las venas, el sol le curaba el rostro y sus dos manos fuerte-fuerte aferradas a los mangos oxidados de la silla.

Then you got hit
And you shoulda’ known better

Ya había pasado lo más difícil. Los comienzos suelen ser lo más difícil de todo.
El disco seguiría sonando. No una ni dos ni tres… tal vez nueve o diez veces antes que Edgar volviera a pararse de la silla, abriera los ojos, notara la humedad, la falta de luz, los regadores encendidos, los maricones desaparecidos y los cachorrotes aún dando vueltas en sus carriles invisibles, aún girando en el mismo trocito de pasto... Tal vez ya era hora de decirle a Dana que lo habían despedido.

2 Comments:

Blogger José A. Galán said...

De gran calidad lo que escribes. muy interesante y espero continue con otro interesante blog
José Antonio
http://sinopsislallave.blogspot.com

3:30 PM  
Blogger José A. Galán said...

De gran calidad lo que escribes. muy interesante y espero continue con otro interesante blog
José Antonio
http://sinopsislallave.blogspot.com

3:32 PM  

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