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Location: Chile

Sunday, March 12, 2006

“Llegamos para poner las cosas en su lugar” eso fue lo único que alcancé a oír ante de verme de cara contra el piso. Porque el asunto era bastante más complicado de lo que parecía. Sobre la mesa estaban todos mis papeles, y los de Claudia, torres amontonadas de papel blanco sobre la mesa ennegrecida por la propia falta de iluminación del cuarto.

A mi me tenían atado de manos, y en el piso, como ya creo haberles dicho. A Claudia la tenían en una silla, atada de manos también y con una venda por sobre su roja y gruesa boca. Pensé que no tardarían en eliminarnos, o eliminarme a mi por lo menos, era lo mínimo que podía esperar una vez que leyeran las primeras líneas de cualquiera de las hojas que reposaban unas sobre otras sobre la mesa.
Los oficiales parecían confundidos. O no comprendían cual debía ser el modus operandum que debían seguir. Me extrañó que ninguno de los dos trató siquiera de acercarse a la mesa dónde se encontraban los papeles. El tiempo pasaba oscura y lentamente y los oficiales sólo permanecían a nuestro lado con sus ametralladoras entre las manos y apuntándolas despreocupadamente hacia el suelo de la habitación.

“¿No le va a echar una mirada a los papeles?” pregunté luego de horas de permanecer con la cara junto al frío piso. ¡No sé por qué pregunté eso! ¡Cómo pude dirigirle la palabra a uno de esos desgraciados! Ahora si que estaba muerto, el maldito me pegaría un tiro o dos en mi cráneo, y luego otros cuatro más para asegurarse de que alrededor de mi cadáver quede un gran charco de sangre marrón…sin embargo, no ocurrió nada de eso, de hecho, ni siquiera se inmutaron al oír mi insolencia. Parecían un poco nerviosos, ahora que logro levantar la vista y mirarlos a la cara. Ambos están petrificadamente sólidos. Uno está a mi derecha, y el otro al lado izquierdo de Claudia... Claudia, pobre Claudia, se ve tan demacrada ahí atada…su pelo le cubre la mitad de la cara, creo que aún llora porque el rimel ya le llega al mentón y de vez en cuando se mueve como una mariposa esperando a salir de la telaraña que la mantiene cautiva… pero sabe que es imposible.

Aún no logro comprender la actitud de los miserables…seguramente los envió algún vecino… “Sabe que aquí al frente hay un señor alto de bigotes, y a veces también una señorita rubia, que se encierran en aquélla habitación…y de noche lo único que se oye es el tac-tac de una máquina de escribir…¿hay una recompensa por esto no es así?... No crea que lo hago por el dinero, es solamente que…” ya le habrían cortado la llamada y la patrulla ya se dirigía hasta acá.
Hubiese sido un buen libro… algo que hubiese perpetuado en el tiempo… cuando se prohibió toda actividad literaria nos vimos en la obligación de esconder la vieja Underwood de mi abuelo en esta habitación que antes servía de pieza de servicio del viejo restaurante italiano Rizzo’s.
Desde octubre que comencé a venir cada noche a este lugar, a perpetuar lo que seria la verdad del presente, una verdad que no debía perderse, debía ser leída por las generaciones venideras si es que la capacidad de lectura no había sido ya erradicada para ese entonces…por que esto no se podía detener con una simple rebelión….vaya que no.

Todo comenzó cuando un periódico amarillista publicó una serie de irregularidades acerca del gobierno y la milicia del país. Eran hechos contrastables en la realidad y el pueblo se sintió humillado de sus lideres, comenzaron a formarse manifestaciones a diario que duraban desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche, día tras día, eran verdaderas hordas de gente, armadas con palos encendidos, botellas, bombas molotov, armas, escopetas hechizas, hondas y cualquier articulo contundente capaz de romperle el cuello al adversario. Y el adversario eran todos y todo. El adversario era la propia ciudad, y así el pueblo entero comenzó con su inquisición personal asesinando a uno y cada uno de los lideres nacionales corruptos, fueron asesinados 19 parlamentarios en sólo dos días, las calles se volvieron intransitables, la policía se desconfiguró por completo, los subordinados se revelaron contra sus superiores, la prole vencía a sus amos y se quedaba con el oro. Pero frente a la masacre también se estaban destruyendo a sí mismos…así, en una anarquía completa, que duró 4 meses, donde las artes florecieron como en una era de luz… se crearon decenas de estilos teatrales, incluyendo el mortis causa, el pánico incendiario y el indecible, entre otros. La pintura, la danza y la música se convirtió en el alimento diario… increíblemente la cultura se enriqueció a niveles magnánimos jamás sospechados… se hacían inmensas celebraciones donde centenares de personas bailaban desnudas alrededor de una fogata avivada por los restos del congreso, edificios estatales, automóviles e incluso de los mismos lideres calcinándose junto a la madera, cemento y óxido.

Durante ese periodo me refugié en esta pequeña habitación…allá afuera era un caos y una utopía a la vez, pero no era mi utopía…me encerré aquí con la vieja máquina de escribir de mi abuelo y eso fue precisamente lo que hice: escribir.

En un principio escribí sobre mi niñez, luego dejé de ser auto referente y me especifiqué en tratar de encontrar un modo creíble de describir lo que estaba ocurriendo allá afuera… porque estaba seguro que era sólo una cuestión de tiempo hasta que nuevas fuerzas uniformadas llegaran para imponer lo que ellos llaman orden… llegarían y lo lograrían a toda costa, sin importar las vidas humanas que se pusieran en juego de por medio, sin importar nada, sólo la imposición de un nuevo régimen dictatorial y prohibitorio de todo y todos.
Entonces estuve los primeros 4 días sin salir de mi pequeña habitación, sólo escribiendo y terminando de comer las pocas conservas de fruta que pude agarrar del saqueo a la tienda del viejo Jerry…le tenia cariño a Jerry, lástima que tenia demasiadas amistades políticas… al pobre infeliz lo ahogaron en su propia máquina de jugos naturales que mandó traer de Suecia…. al último momento de su respiro las aspas metálicas le cercenaron el cuello convirtiéndolo todo en un jugo de frambuesas gruesas y espesas… me quedé observándolo un instante, esos ojos blanquecinos y más abiertos que nunca, esa mirada frente al cristal salpicado de sangre frutal… alguien me pasa a llevar el codo y ya hay un centenar de gente dentro de la tienda llevándose y tirando todo al suelo… agarro un par de conservas de duraznos y me largo de allí sin olvidar aun la mirada penetrante del pobre Jerry que yace sobre el plástico y las frambuesas.

Con el agua tuve que hacer otro arreglo… me preocupaba de dejar un gran galón de vidrio vacío de cinco litros que guardaba celosamente mi abuelo, ya que éste pertenecía al primer hospital regional del país, creo que databa de 1868… sobre el frontis de mi habitación. Extrañamente en aquél periodo de cuatro meses solía llover mucho por las noches, pero era una lluvia tibia y ligera…como si el cielo llorase o celebrase la libertad perpetua de esta faja de tierra olvidada por todos…

En la primera semana ya tenia terminado lo que seria el primer capitulo de la verdad… me sentía satisfecho, la verdad sobre todo esto se sabría si o si… nunca mencioné que no soy escritor realmente. Antes de esto trabajaba como abogado particular en el decimoquinto juzgado del crimen… pude contrastar muy bien que la justicia además de no ser ciega, es manipulada…no existe la justicia realmente, no aquí por lo menos…

Todo iba bien hasta que decidí salir por primera vez de mi habitación…creo que fue por el día 9 o 10 de mi auto-encierro….ya no tenia nada de comida y la verdad es que los duraznos me tenían con el estomago constreñido y la boca llena de ampollas…

A salir, el sol me quemó los ojos y permanecí como un topo por un par de minutos que se me hicieron eternos, porque al caminar iba tropezando con cuerpos en el suelo, a mi lado, sobre las paredes y tras de mi… logré estabilizarme y casi entro en shock al ver lo que vi. Por un lado había un grupo de unas 200 personas danzando y tocando distintos instrumentos a un lado de la plaza central….todos estaban desnudos y tocaban tambores cada vez más frenéticamente… me acerqué tratando de que nadie notara mi presencia y pude darme cuenta de lo que estaba sucediendo realmente… en medio del circulo musical habían unas 20 a 30 personas fornicando a lo bestia, unas con otras, otras con unas, todas se confundían entre los cabellos y el sudor espeso, todo era una orgía celestial junto con un calor que emanaba desde el centro de la tierra, pasaba por esos 50 o más cuerpos y se elevaba para llevarle el mensaje a un Dios seguramente derrotado…

Entre aquella gente pude distinguir la rubia cabellera de una mujer de pechos exuberantes y rosados como el jugo de frambuesas que corría por la frente de Jerry… un codazo me despegó de la visión pétrea, y me vi envuelto en un baile frenético, tambores a mi alrededor, gente con pinceles trataba de pintar mis extremidades, las hojas de la Biblia volaban sobre mí mientras alguien recitaba algo acerca de los siete Ángeles y de la caída del mundo y la llegada de un ser luminoso, y oía poemas, y versos en prosa larga y entrecortada, y todo tenia un olor como entre flores y sangre coagulada por el calor y el paso implacable del tiempo.

Me detuve un segundo para encandilarme con el sol, caí al suelo, mareado, confundido, pisoteado, escupido, sudado, manoseado, alguien me arrebató la camisa y quedé desnudo de pecho, quedé casi tan desnudo como ellos, senos y genitales rozaban mi espalda, líquidos fluían por mis brazos, un hedor enfermizo me llenaba la nariz, todo daba vueltas y nadie dejaba de danzar, ni de cantar, ni de recitar, ni de vivir…

Pude cobijarme tras un arbusto olvidado sobre una esquina del viejo centro de la ciudad… todo estaba destruído, los almacenes, las farmacias, las tiendas fotográficas y hasta los lavasecos….la gente iba de aquí para allá, siempre desnudos, siempre cantando y a veces con una botella en la mano… no comprendía nada, ¿qué estaba ocurriendo realmente?, ¿Dónde estaban los niños, los viejos, la gente que aún tenia un poco de moral y decencia?.... ¿cómo llegamos a caer tan bajo? ¿Cómo demonios pasó esto? ... ¿fueron nuestras propias ansias internas que nos llevaron a justificar esto a través de gobiernos falsos y sus supuestas fechorías?, ¿Habrían cometido todas las atrocidades que aquel periódico publicó ya no sé hace cuanto tiempo atrás?, ¿Cómo dar cuenta de la situación, cómo entenderla y tratar de insertarme?, ¿Cómo podía yo estar desnudo fornicando en plena vía pública a la luz de todos?... pensé en esa cabellera rubia, pensé en los cristales de las tiendas que yacían en el suelo y me pregunté como era posible que nadie se cortase los pies con las esquirlas…pensé en tantas cosas que creo que hasta lloré apoyado en ese arbusto, en ese pedazo de vida que permanecía virgen aún, dentro de las leyes naturales aún… no como ellos… no como yo tal vez… estaba cansado… necesitaba comer algo, ahora.
La puerta se abre estrepitosamente y los guardias toman posición de ataque. Un gordo de bigotes hitlerianos irrumpe en la habitación. Observa los papeles en la mesa, los tarros de duraznos oxidados y a Claudia… tengo tanta, tanta hambre que no siento los culatazos en mi espalda… tanta hambre, tanta hambre… debí de agarrar otro par de latas de duraznos cuando pude.

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