CiudadempresariaL

“Numero 197!”
Justamente estaba terminando el capitulo 47 de Pulp cuando mis oídos me trajeron la música más hermosa que podía llegar a escuchar.... número 197.
“Buenos días, ¿Su requerimiento?”
Y ahí estaba yo, tenia mi lugar en aquel hangar del infierno, con sillas pariadas e inconteniblemente incomodas... creo que me dolia la espalda.
“Buenos dias, quisiera mostrar mi trabajo al señor Patricio Bañados”
¡Sí! Lo habia logrado, por fin todos estos años de trabajo habrian valido la pena... ¡Vaya! Todo ese tiempo sólo para este día.
“Mhh...
(Creo que tosió o algo)
... disculpe, pero creo que eso no va a ser posible”
Sonreí...(imbécil)
“¿Cómo? Pero si lo que le estoy pidiendo es algo muy simple... mucho más simple que los requerimientos de las demás personas que han pasado por aquí... ¡De eso estoy seguro!”
(Y lo estaba.)
“Disculpe Señor...”
Veo que aquí la atención es personalizaada...
“Monteffiori” - Dije.
“...Monteffiori. Lo que usted nos está pidiendo es algo imposible de llevar a cabo. Verá, supongo que usted a pasado mucho tiempo sentado allí, esperando pacientemente que sea su turno, muchas personas hacen lo mismo, ¡Pero lo hacen por un objetivo que vale la pena! ¿Por qué no se conforma en pedirnosa dinero, una casa o vacaciones? ¿Por qué no se va de vacaciones?, debe haberse aburrido mucho esperando todas estas horas.”
“No. Estaba leyendo”
“Bueno, señor Monteffiori, su tiempo se está acabando. ¿Entonces va quereri ir a Bruselas o a Islas Caimanes?”
Reí un poco, pero de forma educada, es decir, lo que estaba ocurriendo allí era algo realmente chistoso, estupidamente chistoso... lo único que les pedia era estar 15 minutos con Patricio Bañados, ¡Qué tan difícil puede ser eso para una empresa que está acostumbrada a dar millones de pesos a cualquier pobrediablo que se les acerque!
“No, no, es que usted no entiende.... lo único que estoy pidiendo es estar 15 minutos con Patricio Bañados, nada más... ¡No quiero ni dinero, ni vacaciones!”
“Señor Monteffiori mi paciencia se está terminando y hay personas que necesitan ser atendidas, ¿va a querer las vacaciones si o no?”
Vaya, en este punto la situación se volvió negativa, de hecho, fue la negativa de Iris (chapita empresarial) lo que me trajo de vuelta y me hizo darme cuenta que estos malditos no iban a dejarme ver a Patricio Bañados... ¡Diablos! ¡Pero si estos tipos se dedican a eso! ¡Se dedican a cualquier cosa que uno quiera!
“Escuche Iris, se lo pido por favor, ¿podría darme lo que le estoy pidiendo? Sólo quiero eso, mire, auqí tengo mi portafolio con el trabajo de mi vida, he tenido que trabajar hasta de operador de carrusel para conseguir financiarme, ¡Se lo pido de verdad!”
Lo del carrusel era mentira, pero me pareció un empleo horrible, y tal vez eso la haga reconmsiderar mi propuesta.
“Lo siento señor Monteffiori, su tiempo ha expirado y no queremos aquí a revolucionarios violentos que no respetan las políticas de esta compañía”
"!!!"
Iris cierra un pequeño cuaderno azul, reacomoda la montura de sus lentes y me dice implacable.
“Ahora Señor Monteffiori, por favor, váyase”
Eso se me clavó en el pecho. ¡Todos estos años de no-libertad para que alguien me negase el placer asi como si nada! ¡Un simple subordinado!
“¡NO! ¡QUIERO VER AL SEÑOR BAÑADOS!”
Su rostro se encrispó y pude darme cuenta que resultaba mucho más mayor de lo que pensaba.
Vi que buscaba algo bajo su cubiculo.
Comenzé a pensar en que tal vez no lo lograria, que saldria de alli como si nada, con mis manos vacias, mi portafolio intacto y mis ganas de vivir más devastadas que nunca.
Yo sabía que ellos podian darme a Patricio Bañados, pero que sencillamente no lo hacian por simple burocracia, por llegar temprano a sus hogares, para no tener que agarrar el taco de las 6 de la tarde...
“¡¡SEÑOR BAÑADOS!! ¡¡SEÑOR BAÑADOS!!! ¡SÉ QUE ESTA AQUÍ SEÑOR BAÑADOS!”
Me precipité de la silla directamente por sobre el escritorio de Iris, cuidando de tomar firmemente bajo el brazo el portafolio, esa puerta tras de Iris seria mi camino hacia la realidad.
Levito... ........... ...Atado.
Nunca logré pasar del escritorio, tras de mi dos guardias de azul me toman de mi cuello y piernas.
“¡¡¡SEÑOR BAÑADOS!!!”
Grité con todas mis fuerzas, de verdad que grité muy fuerte, pero lo único que logré hacer fue llamar la atención del resto de la gente que me observaba indiscriminadamente. No puedo negar que mis opresores eran fuertes... o más fuertes que yo por lo menos. Me arrastraron por el piso de azulejos tomándome por los hombros... era realmente decepcionante y humillante verme así, arrastrando mi trasero por esos azulejos relucientes, mientras todos me seguían con la mirada y yo ahí, sin nada qué hacer más que sentir un poco de frío y ganas de un cigarrillo.
 
					 
					


